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La pasión por mirar aves en el este.



La observación de aves es un pasatiempo que tiene millones de fanáticos en todo el mundo. Un turismo con alto poder adquisitivo y respetuoso con el medio ambiente.

A veces hay maravillas cercanas, propias del paisaje cotidiano, que no observamos porque no sabemos prestarles atención. Mundos que vuelan y se deslizan a nuestro alrededor y que dejamos pasar sin mirarlos, pero esto está cambiando. Cada día más personas en el mundo descubren la belleza que recorre los cielos.


El birdwatching (avistaje de aves) se vuelve más popular año tras año y los centros de observación reciben a sus visitantes con mayores comodidades y lujos. Esta afición implica dos cosas: un enorme respeto por el medio ambiente y alto poder adquisitivo para moverse por el mundo. El turismo de observación de aves, una especie de subcategoría del ecoturismo, que ha ido creciendo durante varias décadas.


Según una encuesta de la Universidad de Stanford, 69 millones de estadounidenses mayores de 16 años practican fervientemente este pasatiempo. En Reino Unido, otro de los países con más seguidores en el mundo junto a Estados Unidos, se organiza en agosto la “British Birdwatching Fair”, feria que atrae todos los años a miles de aficionados y profesionales de todas partes del mundo a la localidad de Rutland.


Las mayores variedades de aves se encuentran en el circuito Montevideo -Chuy- Minas. Esta ruta de más de 800 km. Incluye los Bañados del Este, el área acuífera más importante de Uruguay, así como las lagunas de Punta del Este, el Parque Nacional Santa Teresa y el Parque Nacional Quebrada de los Cuervos. En Uruguay, en este momento, este tipo de turismo se encuentra en un estado incipiente, pero cada vez más áreas turísticas lo ofrecen entre sus actividades de tiempo libre.


En Punta del Este hay muchas y variadas especies de aves que se pueden observar: algunas son típicas de la zona, otras llegan para los meses de apareamiento, con la posibilidad de avistar también a los juveniles de la especie y recién nacidos. En nuestra ciudad conviven, entre los más fáciles de distinguir, el picaflor verde, el chingolo, el carpintero real, la garza blanca, el taguato, el pato barcino, el tero, la garza silbadora, la gallineta chica, el benteveo, el ostrero común, la gaviota cocinera y los buitres de cabeza negra.


Por supuesto, hay momentos ideales para la actividad. EL atardecer y las primeras horas del día son propicias para esta práctica porque son los momentos en que la mayoría de las especies están más activas. Y, por supuesto, la noche para las aves nocturnas. En todos los casos, lo importante es estar de cara al viento, para evitar ser delatado por el olor. Y guarda silencio.


En Entre pinos te invitamos a que disfrutes en nuestro Eco Box Apart de esta actividad en medio de un paisaje agreste rodeado de pinos y a pocas cuadras del mar.

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